Teniendo en cuenta los inicios del Departamento Nacional de Misiones en el que llegaban a nuestras oficinas personas con vocación misionera, que luego salían al campo con mucha fe, pero sin poder confirmar su llamado y contar con capacitación necesaria, es que se crea este Ministerio de Apoyo para poder trabajar estos aspectos.
La obra misionera no es para personas perfectas, es para maduros y comprometidos. Necesita gente firme, pero flexible y de convicción. El tiempo del misionero “sabelotodo, puedelotodo y tienelotodo” ya pasó. Es menester contar con misioneros que tengan actitudes correctas, sobre todo verdadera humildad. Sólo así podrán salir como aprendices más que maestros, como siervos más que conquistadores, como acompañantes más que protagonistas.
Servir en misiones es estar en un contexto cultural diferente, en ocasiones totalmente opuesto y aún antagónico. La persona debe tener un sentido crítico de su propia cultura y a la vez contar con herramientas para conocer la cultura anfitriona.
Deben ser confiables y disciplinados para trabajar, aunque a la vez teniendo cuidado en no ser perfeccionistas ni adictos al trabajo.
La vida misionera es una vida de relación. El misionero se vinculará con otros colegas (generalmente de varias nacionalidades y trasfondos), cristianos nacionales, autoridades gubernamentales y con otros a quienes va a servir. No se nace sabiendo como tener buenas relaciones. Hay que aprenderlo desde ahora, y bien, desde este tiempo, durante el GPM. La dificultad para tener vínculos sanos hará que la persona esté discapacitada para el servicio y le ocasionará más de un quebranto. No es de admirarse que los conflictos interpersonales ocuparon el cuarto lugar como causal de deserción misionera tanto en los países misioneros tradicionales como de las nuevas naciones de envío. (Ver “Demasiado valioso para que se pierda”, Guillermo D. Taylor, WEF/COMIBAM).
Deben ser del tipo de personas que se comprometen a crecer y desarrollarse en todas las áreas de su vida. Esto incluye la formación bíblico-teológica y misionológica, pero no se agota en esos temas. Cuánta más amplia esa preparación mucho mejor.
Desarrollar el sentido del humor y especialmente la capacidad de reírse de sí mismo.
Contar con capacidad para escuchar con atención y mirar las cosas desde el punto de vista del otro, disposición al estudio de otros idiomas, interés por otras culturas, deseo de ayudar a personas extranjeras, gusto por las expresiones artísticas étnicas, placer por comidas exóticas, conocimiento actualizado de la situación mundial, etc.
Adaptando a Max Warren se puede decir que el rol del misionero en la actualidad es ser:
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[togglehead id=»test» tab_id=»test0″]OBJETIVO PRIMARIO DEL GPM[/togglehead]
[togglebody tab_id=»test0″]Ayudar a las personas a que puedan definir si tienen una carga o llamado misionero.[/togglebody]
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[togglehead id=»test» tab_id=»test1″]OBJETIVOS SECUNDARIOS DEL GPM[/togglehead]
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[togglehead id=»test» tab_id=»test2″]OBJETIVOS DEL INTEGRANTE DEL GPM[/togglehead]
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[togglehead id=»test» tab_id=»test3″]CRITERIOS DE ADMISIÓN[/togglehead]
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[togglehead id=»test» tab_id=»test5″]CAUSANTES DE BAJA[/togglehead]
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http://dnmargentina.org/page/ministerios-de-apoyo/127-gpm/679-gpm